No te pedí invadir mi soledad
Ni te obligué a decir “te amo”.
Abrí mi corazón y fue en vano,
Me convertí en víctima de tu necedad.
¿Para qué llegás si luego escapás?
¿Para qué me das si luego me quitás?
¿Para qué hablás si luego callás?
Nunca había deseado el mal,
pero tu crueldad me hizo capaz
de imaginarte en el más allá
ardiendo en las llamas de la verdad.
¿Para qué llegás si luego escapás?
¿Para qué me das si luego me quitás?
¿Para qué hablás si luego callás?
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